martes, 30 de diciembre de 2014

VOLUNTARIADO EN CRUZ ROJA (II): HISTORIAS CON NOMBRE PROPIO

Bueno, agradezco mucho vuestros comentarios pero no me habéis ayudado nada a enfocar esta segunda entrada, así que os voy a contar algunas de las historias o personas que más me marcaron, algunas veces venía a casa hecha polvo pensando si podía hacer algo para ayudarles, algo más de lo que estaba haciendo, más de una vez y más de dos hablaba con mi coordinadora y ella me decía que me entendía pero que tenía que aprender a no involucrarme emocionalmente en esas historias, admito que para mí (que sabéis que soy muy sensible) al principio era complicado, pero poco a poco lo fui aprendiendo y lo que sí que hacía era tratar más cariñosamente aún a esas personas. Es cierto que yo no podía darle los bienes que necesitaban, pero un abrazo, un beso, una palabra de aliento y de ánimo, y apretarles fuerte la mano, muchas veces era suficiente, o simplemente dejarles hablar y que se desahogaran contigo y lloraran era mucho para ellos.

El crack de los crack, un ejemplo de lo que podría ser un usuario modelo, que agradecía la ayuda y luchaba como un jabato por superarse y salir adelante era Sergey: un chico ruso de 22 años guapísimo y con pintilla de perro flauta. No sé qué le trajo a España exactamente, pero era uno de mis mejores alumnos, no faltaba casi nunca, era educadísimo, y hablaba bastante bien español . Su realidad no era tan buena: casado con Ekaterina, una chica mayor que él que no le pegaba ni con cola, eran padres de una bebé que nació bastante prematura y tuvo que pasar unos meses en la incubadora. Ambos estaban en paro y él se buscaba la vida religiosamente como podía. Venía al departamento a por bonobús, al reparto de alimentos, tenian concedido "el cheque bebé" de la caixa para que a la niña no le faltara leche y productos de higiene, nos pedía preservativos, siempre tenía una sonrisa y las gracias en la boca, y una de las últimas veces que hablé con él le noté mucha más fluidez verbal y le pregunté al respecto. Me dijo que tenía unos amigos nativos españoles y que quedaba con ellos para practicar la conversación. Me dejó de piedra y me dieron ganas de comérmelo a besos. No podía evitar cada vez que lo nombraba morir de risa por dentro acordándome de una actuación de Jorge Cadaval (los morancos, me encantan), donde hacía de director de ópera ruso y se llamaba Sergey Noesmalo jajajajaja.

Una de mis alumnas preferidas era Fayrouze, una chica marroquí un año mayor que yo, que se había venido a España a trabajar de interna con una familia que la quería mucho. Cuidaba a Maya, una pequeña preciosa de 2 años que pasaba tanto tiempo con ella que entendía árabe. Fayrouze había dejado en su país a su hija de 7 años, hablaban por Skype y la niña le decía llorando que la echaba mucho de menos. Estaba al cuidado de sus padres porque el padre se había desentendido de ella cuando se separaron. Se solía quedar hablando conmigo un rato después de clase, me contaba que no podía salir de España hasta que no pasasen tres años y le dieran su pasaporte, si salía no podía volver a entrar, y soñaba con poder traer aquí a su niña y darle un futuro mejor. Necesitaba todas las horas posibles de clase para que luego a través de servicios sociales todo el procedimiento resultara más fácil. A veces hablando conmigo se le saltaban las lágrimas, yo le ponía la cruz de asistencia en el papelito a pesar de que a veces no podía asistir, pero necesitaba esas horas como el comer y era mi manera de ayudarla. Luego era yo la que pasaba esas horas a ordenador y nadie se iba a dar cuenta... También hubo momentos de risas como el día en que me llevó corriendo al baño, y divertida se quitó el pañuelo para enseñarme su pelo.

Recuerdo a Sana y a su marido, también marroquíes, que solían venir a clase con Leila, una muñeca de 16 meses que me cautivó. Me pareció un matrimonio "muy a nuestro estilo". Él no se veía el típico machista, se notaba que se querían mucho y se compenetraban bien, siempre venían juntos y se ayudaban mutuamente en clase. Leila era muy tímida y poco a poco conseguí que se viniera a mi lado cuando sus papás tenían que centrarse en un ejercicio. Se dirigía a sus padres indistintamente en árabe y español, aunque yo siempre la vi hacerlo en castellano. Que me sonriera y me dijera hola y adiós acompañado de un beso para mí era el mayor de los regalos (el día que me echó los brazos morí de amor).

Ambos estaban en paro y  no encontraban nada. Un día después de clase, hice subir a Sana al área de Intervención Social porque necesitaba que me rellenara un formulario que ahora mismo no recuerdo. La noté rara y le pregunté si estaba bien después de invitarla a sentarse. Rompió a llorar. Me contó que estaba muy preocupada por Leila porque Abdellá y ella no encontraban trabajo, y  que antes estaba tranquila porque Leila completaba su alimentación con el pecho pero que ya apenas tenía leche, y que a ella no le importaba no comer pero que su niña necesitaba alimentarse y pañales... Fui a buscarle agua, le cogí la mano fuerte y la dejé hablar. Tenía más razón que un santo, yo misma estaba en paro y la ayuda de alimentos que podíamos ofrecerle era puntual, pero tenía que animarla. Le dije que  la situación era muy difícil en España pero que  no podía rendirse, que tenía que seguir luchando porque Leila la necesitaba y la necesitaba fuerte, que no podía descuidarse porque si no se alimentaba bien no tendría leche para alimentar a Leila, que tenía mucha suerte de tener a Abdellá a su lado que la quería y apoyaba, y le prometí que hablaría con su trabajadora social   por si podíamos hacer algo por ellos y que la llamaría.

Os mentiría si no os dijera que llegué a casa hecha polvo psicológicamente. Que me dieron unas ganas horribles de bajar al super y llenarle un carro hasta las trancas con comida y pañales para una temporada. Pero la parte de mí que quedaba cuerda me decía que no debía de ser legal beneficiar a esos usuarios a nivel particular. Al día siguiente hablé con su trabajadora social (que no era otra que mi coordinadora, con la que por suerte me llevaba a las mil maravillas). Le rogué que volviera a estudiar su caso y que les llamara para darle una cita y explicarle qué se podía hacer. No me preguntéis cómo ni porqué pero lo hizo tal cual, después de mirarme con cara de "no sé porqué lo hago pero te voy a hacer caso, porque eres horrorosa y no hay quién pueda contigo". Unos días más tarde volvieron por allí, ella les escuchó y luego le dio tres tarjetas para comprar en carrefour por valor de  treinta euros cada una.  Todos sabíamos que esas tarjetas se acabarían y que la solución era momentánea pero las lágrimas de emoción de Sana cuando se fue, ese abrazo y beso tan sentido que me dio, leer un cuento con Leila y jugar con ella mientras todo eso sucedía, ver el agradecimiento en sus caras, que Leila se fuera con  un patito de peluche que había por allí abandonado.... nada de eso tenía precio os lo garantizo.

Ahora que hace algún tiempo que no sé nada de ninguno de ellos,  y que les recuerdo con frecuencia me  pregunto qué tal estarán, si se acordarán y pensarán en mí aunque sea de vez en cuando y qué tal les irá la vida. Me gustaría que les fuera bien o al menos, que les fuera mejor. Probablemente a estas alturas, Sergey hable con muchísima fluidez el español, Fayrouze ya tenga muchas horas de español acumuladas y le faltará poco para que se cumplan esos tres años, y mi Leila será una princesita de tres años que no me recuerde. Seguramente aún conserve el patito y sus papás le expliquen cada noche antes de dormir que llegó a su casa porque "la profe Clara" un día se lo regaló. Si mi vida en 18 meses ha cambiado tanto y tan positivamente, ¿por qué para ellos no? Os digo una cosa muy seriamente: si existiera la reencarnación a mí me gustaría ser en otra vida Trabajadora Social de Cruz Roja.

9 comentarios:

  1. La López también fue voluntaria de Cruz Roja. La pusieron a dar clase particular a unos cuantos niños que tenían en común los quilos que pasaban de ella. Dile que te cuente, ya verás como le fue a la probe :D

    Besos

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    1. Jajaja pero qué mala!! Algo me contó en la entrada anterior jejeje. Besos

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  2. Yo no lo veo gracioso, qué queréis que os diga. Eva precisamente sabe lo mal que lo pasé a veces porque es jodido que NI LOS PROPIOS EDUCADORES Y PSICÓLOGOS sabían qué hacer con ellos y tengas que estar muchas horas hablando y tratando de convencerles que es por su bien. A mí me da igual que la gente se ría. Sigo diciendo que es de lo más reconfortante que hice. Probablemente a ellos no les sirviera de nada, pero a mí si.

    No sé, hay días que debe ser que me supera un poco todo y me deprime leer estas cosas. Creo que voy a optar por le desconexión total una temporada.

    Espero que tu experiencia sea tan enriquecedora como lo fue la mía. Suerte.

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    1. Lo importante es que para ti resultó enriquecedor y con eso es con lo que te tienes que quedar. Tal vez no se dieron cuenta en ese momento pero quizás sí después, o sí que lo hagan en un futuro. No te me pongas pocha, un besito

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  3. Las historias que cuentas son conmovedoras....
    Besos!

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    1. Pues sí Cless y eso no es todo porque me he dejado historias en el tintero... Un beso

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  4. Hola guapa.
    Mi duda es muy sencilla.
    Mis hijos pero en especial mi hija llevan mucho tiempo queriendo ser voluntarios de cruz roja.
    Mi hermana fue muchos años y estaba muy contenta así que al cumplir los 16 años llamé para preguntar los pasos a seguir.
    Me dijeron que al ser estudiantes tenían que ir los fines de semana. Bien, mis hijos no tenían ningún problema en "sacrificar sus días de descanso", y les explicaron que la sección que hay el fin de semana es de acompañamiento a personas con minusvalías o a ancianos. Ellos también lo aceptaron.
    El siguiente paso era dar los datos, nos dijeron que fuésemos un día en concreto a una oficina, allí rellenaron un formulario, lo entregaron junto a otras personas y desde Cruz Roja quedaron en llamar.
    Nunca los llamaron y al ver que iban pasando los meses llamaron ellos por si habían perdido sus datos y les dijeron que había que esperar porque había unas renovaciones internas. El tiempo pasaba y nada, así que volvieron a llamar y esta vez dijeron que en aquel momento había cambios de personal y no estaban cogiendo a nadie. Otra vez a esperar y en la siguiente llamada nos dieron otra excusa que ni recuerdo.
    Disgustados decidieron volver a apuntase, quedaron con bastantes amigos que también querían ser voluntarios y pidieron cita para otra sede. Entregaron todos sus datos y a día de hoy estamos igual, no llaman a nadie y cuando llamamos nosotros nos dan una excusa. Nosotros dijimos que en verano nos adaptamos al horario y que aceptamos cualquier cargo, acompañamiento o lo que sea.
    Mi pregunta es,¿en otras comunidades para ser voluntario te ponen tantas trabas?
    Mis hijos no tienen antecedentes, ni pinta rara ni nada que les haga que sean desechados, y menos sin una entrevista o algo, es que ni les han recibido, les toman la edad, estudios y teléfono y hasta hoy.
    Cuando mi hija va a donar sangre siempre pregunta a los chicos que están allí y no saben qué decirle.
    Da mucha rabia, porque el voluntariado que ellos iban a hacer no lo quiere cualquiera, y aceptaban cualquier día y horario.
    Perdona el rollo, pero necesitaba saber si solo es en Asturias, o más bien en Gijón donde no funciona bien, pues preferiría que les hubieran dicho que no necesitaban gente y punto, pero ese juego de locos.
    Besos guapa.

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    1. Hola cielo. Para nada en mi caso ha sido así, además fue muy rápido. Sí que es cierto que con la crisis ha habido mucha más demanda de gente que quería ser voluntaria pero aún así, que yo sepa todo el que ha querido entrar ha podido hacerlo incluso mucho después de mí. Lo siento mucho por tus hijos porque creo que es una experiencia muy enriquecedora para todo el mundo. Un beso

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    2. Gracias por contestar. Es una pena que no lo hayan podido hacer pero creo que lo mejor es intentarlo de nuevo, tal vez en la capital, en Oviedo, la sede central sea más efectiva. Besos guapa.

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