Llevo 18 meses trabajando de cara al público, concretamente
en la Oficina de Atención al Cliente del metro de mi ciudad. A mis 28 años es
mi primer trabajo estable y en condiciones (quiero decir que no me siento
explotada, cotizo en la seguridad social, y todo está hecho por la vía legal).
Me gusta currar, soy una persona activa
que desde bien jovencita me ha gustado buscarme la vida para costearme
mis gastos sin tener que depender de mis padres. Mi trabajo no me disgusta, es
cómodo, hay muy buen ambiente y unos compañeros fantásticos, algunos incluso se
han convertido en amigos, el sueldo no está mal y me aporta estabilidad.
Peeeero tampoco es la panacea ni mucho menos, el trabajo de mi vida (razón por
la cual me encuentro preparando oposiciones, de ello hablaré en otro momento):
La oficina abre todos los días del año, lo que implica que trabaje a turnos
rotativos, 9 horas y a turno partido, y a veces no hay trabajo administrativo
que hacer o usuarios a los que atender y siento que pierdo el tiempo. (Esto me
ocurre sobre todo cuando me toca trabajar en fin de semana). Es un coñazo
porque el día que te toca trabajar es lo único que hago en el día, y no puedo
compaginarlo por ejemplo con acudir a clases de idiomas, o a una academia a
clases presenciales para las oposiciones porque con las super jornadas y los
super turnos, no hay mucha flexibilidad. Que sí, que mi jefa dice que hay
academias que cierran a las 10 de la noche si quiero seguir estudiando inglés
para perfeccionar, pero sinceramente, después de 9 horas de trabajo y de
aguantar a gente, no tengo yo la cabeza como para meterme en una clase y
concentrarme.
Soy una persona extrovertida que me gusta tratar con la
gente y relacionarme, por lo que todos pensaron (yo misma incluída), que este
era un trabajo perfecto para mí. Ahora bien, nada más lejos de la realidad, en
estos 18 meses mi vida ha cambiado y MUCHO:
- No contesto al teléfono de casa ni de casualidad, (el 99% de
las veces sé que no es para mí). Con 9 horas al día, es suficiente como para no
llevar la cuenta de las veces que tengo que recoger a mi pobre oreja del suelo.
- Llego a casa con agujetas en la lengua y la mandíbula de
hablar y repetir lo mismo (no es coña).
- NUNCA jamás he
vuelto a entrar al Mercadona ni a Zara ni a ningún establecimiento si estaban a
15 minutos de cerrar o menos. Eso jode, y MUCHO.
- Le hecho unas broncas de aúpa a mi señora madre cuando le
cuenta su vida y obras a la pobre dependienta de El Corte Inglés, o peor,
cuando está INDECISA.
- Al principio era sumisa y tragaba y callaba ante
comentarios y gente maleducada. Ahora me cuesta más trabajo e intento ser
diplomática, cuando estoy MUY harta, dejo al lado la diplomacia y no me callo
porque no me da la gana.
- He desarrollado cierta alergia al ordenador, poco a poco
parece que va mejorando.
Ahora os voy a dar algunos CONSEJOS para ser el cliente
ideal:
-Bajo ningún concepto le cuentes tu vida a la persona que te
está atendiendo, te aseguro que no le interesa. Sé escueta y rápida, te lo
agradecerá mucho.
-Dile a tu abuela y a los mayores de tu alrededor que los
teléfonos de atención al cliente NO SON sinónimos del teléfono de la esperanza. Atendemos al cliente sí, pero no si es
una chorrada o el usuario entra en bucle y quiere una cosa que no existe.
-No preguntes en una estación de metro si hay baño, aunque a
veces lo parezca, el metro no es un centro comercial, ni una estación de
recreo, ni mucho menos se puede comparar con Renfe o un aeropuerto.
-Evita entrar justo antes de que cierren. Si lo haces, EVITA a toda costa expresiones como: “uy…
menos mal, por dos minutos estoy a tiempo”, los instintos asesinos son
directamente proporcionales a la cantidad de comentarios.
-Si entras a un establecimiento un fin de semana o festivo,
por favor NO le restriegues tu día
libre al que está al otro lado del mostrador. Tampoco ayudan preguntas como:
Ah, por la tarde también abrís? Pobres¡¡ (No señora, noooooo¡¡¡ Váyase con su
pena a otra parte, que NO ayudaaa¡¡¡¡).
-Padres con hijos, por favor estad pendientes de vuestros churumbeles
y evitad a toda costa que corran o chillen, un establecimiento público NO es Port Aventura. Sobre todo porque
cuando ocurre un incidente, que ocurren todos los días, la culpa suele ser
nuestra, por tener el suelo demasiado limpio y encerado, una columna ahí en medio
que estorbe, o escaleras anti- niños. Señores por favor, amarren a sus retoños
y váyanse con diligencia.
-La última, y no menos importante, si pregunta una
información, por favor escuche
atentamente lo que se le está respondiendo.
Buen sábado, yo me voy a ocuparlo en ocio :)
Jajaja yo también soy muy respetuosa con los horarios de cierre de los comercios. Hay gente que lleva allí desde por la mañana y si no se te ocurrió entrar antes, hacerlo un cuarto de hora previo al fin de la jornada laboral es hacer la puñeta.
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