martes, 4 de noviembre de 2014
Confesiones (I): Mi vida no es rosa
Puede que en la entrada que inauguraba este blog os haya dado la sensación de que mi vida es todo "happy flower power", pero no es así. Precisamente quise dar un toque positivo a este blog para aquellos días en que el positivismo no tenga cupo en mí. Tengo una vida normal, 28 años un trabajo estable desde hace un año y medio, vivo con mis padres y aunque no me falta de nada, a veces me gustaría ser independiente. Tengo dos hermanos mayores, una hermana con 39, que me ha hecho el mejor regalo que nadie ha podido hacerme: mis tres sobris. Y mi hermano con 36, que vive en otra ciudad y es el despegao de la familia. Mi hermano se independizó a los 25, mi hermana a los 30 cuando se casó. Sé que no debería compararme con ellos porque cada uno tiene unas circunstancias y situaciones diferentes, y no por ello se es mejor ni peor ni más feliz, pero a veces no puedo evitarlo, sobretodo con mi hermana. Cuando ella se casó me pareció que lo hacía tarde, luego me di cuenta que nada más lejos de la realidad, pero es que yo siempre había dicho que antes de los 30 quería ser mamá, y cuando me dí cuenta de que eso era imposible subí a los 30. Ahora lo veo improbable también, por aquello de que casi estoy más cerca de los 29 que otra cosa, y he puesto mi objetivo en los 34. No me gustaría mentiros y espero no llegar a esa fecha. Sé que lo primero que tengo que hacer es encontrar a mi compañero de vida, alguien que comparta mis pensamientos e ideas, alguien con quien formar una familia sólida. A veces parece que pido la luna o que busco una aguja en un pajar, y lo paradójico de todo, es que mis amigas y primas (de mi edad) empiezan a casarse. No creo que sea tan difícil ni pida tanto, por otro lado, no es algo que te llueva del cielo, y no estoy dispuesta a ser madre a cualquier precio con el "primero que pase". A pesar de todo no pierdo la esperanza de que el día menos pensado, en cualquier momento, aparezca esa persona que me haga volver a sentir mariposas. Si llegado el momento esa persona no llegase, tengo claro que podría llegar a ser madre soltera, aunque entiendo que no es lo ideal. Ser madre soltera te permite no tener que discutir con nadie acerca de los métodos o sistemas bajo los que educar a tus hijos, o incluso cosas tan triviales como no discutir sobre qué nombre ponerle al bebé o que castigos o premios darle, pero un hijo es una responsabilidad muy grande a la que no puedes renunciar cuando te canses o si sale llorón o más o menos rebelde, y llevar esa carga sola 24 horas al día los 365 días del año durante toda la vida, no debe ser moco de pavo. Creo que si desde que la humanidad existe todo el mundo tiene un padre y una madre es por algo, la figura del padre tiene un porqué y un papel que está ahí (aunque unos lo desempeñen mejor, otros peor, y otros nefastamente), y no me gustaría tener que negarle ese derecho a mis hijos (ojo, que cuando digo padre y madre no excluyó a los nuevos modelos de madre-madre o padre-padre), me refiero al hecho de que los hijos tengan 2 figuras de referencia como tiene todo el mundo. Mientras reflexiono, intento vivir el día a día imaginando soñando con lo que me deparará el futuro.
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