lunes, 5 de septiembre de 2016

EL PODER DE LAS PALABRAS

Muy buenos días de lunes a todo el mundo, ¿Qué tal habéis pasado el fin de semana? Por aquí muchas nubes pero mucho calor y más bochorno aún, me dispongo a encarar la última semanita de trabajo pues finalmente me han dado dos semanas de vacaciones (aunque de momento no tengo intención de cerrar el blog).

Hoy no sabía muy bien de qué hablar así que voy a hacer una de esas reflexiones que hago a veces así un poco improvisadas, al estilo de los jueves de mi querida Marigem. Y es que yo siempre le he dado mucha importancia a las palabras... Puede que sea deformación profesional de periodista, las palabras que escogemos a la hora de escribir y a la hora de hablar tienen más importancia de lo que muchas veces creemos porque pueden cambiar hasta el sentido de una frase, el significado, o incluso lo que queremos decir. Si las escribimos, es importante para dar buena impresión escoger la palabra correcta y al mismo tiempo escribirla correctamente sin cometer faltas de ortografía, si las empleamos para hablar hay que saber qué palabra utilizar y en que contexto vamos a hacerlo, porque puede que no sea el momento ni el lugar para utilizarla: No empleamos el mismo lenguaje con amigos que con nuestros padres, ante desconocidos o en el trabajo, en un momento triste o en un momento alegre... A veces incluso podemos arrepentirnos de algo que hemos dicho, bien porque no era oportuno o porque sin querer hemos herido a la otra persona... Por eso hay un refrán o dicho muy cierto que dice que hay que "pensar antes de hablar".

La verdad es que yo siempre he tenido cierta incontinencia verbal, soy muy de decir lo que pienso o siento, pero no sé si es fruto de la madurez o del paso de los años pero el caso es que cada vez más, me tomo un minuto para pensar, un instante en el que trato de buscar la palabra adecuada para ese momento... Porque uno de los poderes que más me gustan de las palabras es el poder de sanar.

Escuchar antentamente a alguien que está mal y reconfontarlo con palabras sanadoras a veces puede aliviar tanto como encontrar la solución a lo que le preocupa. Yo suelo refugiarme en estos momentos en amigos, amigos que sé que me van a escuchar y van a buscar palabras de consuelo. Lo que pasa es que hay veces o personas que prefieren contar sus cosas a alguien de fuera de su cículo, precisamente porque pueden ver la situación con mayor objetividad y ayudarte a buscar una solución. Recuerdo una ocasión trabajando en el zulo en la que mi compañera estaba de vacaciones de Navidad y la chica que la estaba sustituyendo me contó una serie de problemas que estaba teniendo con la que en ese momento era su pareja. Un tío ciego que se compadecía de sí mismo, se daba lástima y cuando ella le decía que sacara la basura o al perro (su perro guía) ponía excusas de lo más imbéciles para que lo hiciera ella...

Me sorprendió que me contara todo aquello a mí, alguien que prácticamente acababa de conocer y me dijo eso, que precisamente yo que era alguien ajena a esa realidad era a quien ella necesitaba contarlo, porque le iba a dar mi opinión sincera sin necesidad de juzgarla, porque lo que opinaban sus amigos o su familia ella ya lo sabía. Y es que ya véis solo hace falta saber escuchar a las personas y poner un poquito de empatía, para luego de la mejor manera que uno sepa tratar de buscar las palabras adecuadas para sanar, para reconfortar, para decirle a esa persona que en ese momento está a tu lado y te necesita que estás ahí escuchando y vas a tratar de aconsejarla... ¿Os habéis parado a pensar alguna vez que a veces las palabras sanan tanto como un abrazo? ¿Que solo con el hecho de escuchar a alguien que lo necesita ya estamos haciendo mucho?

Yo cuando estoy mal muchas veces me trago lo que siento y llega un momento en que parece que ya no puedo guardarme eso más y necesito sacarlo, es como que me quema por dentro. Me alivia escribirlo, me alivia decirlo, incluso me alivia llorarlo... no perdáis nunca la oportunidad de decir aquello que sentís, aquello que os duele, o esa palabra de consuelo que el otro necesita, porque nunca sabremos el bien que podemos llegar a estar haciendo.

Buen lunes

13 comentarios:

  1. Hola!!!!! Mil gracias por nombrarme!!!!!! Opino lo mismo, a veces contar un problema, lo que sea, y que nos escuchen nos reconforta. Y si nos lo cuentan y sabemos escuchar seguro que ayudamos un montón.
    A mí me gusta mucho escuchar a genete de todas las edades y luego pensar en todos los puntos de vistas.
    El sábado de madrugada, después del concierto de mi hijo volvimos a casa con mi hijo y sus amigos, porque teníamos que ayudarles con los amplis, los micros, las mesas de mezclas y demás trastos, y charlamos un poco de todo, y me encantaba escuchar tanto puntos de vista distintos de lo mismo, eso luego nos ayuda a ver las cosas de una forma algo más objetiva.
    Qué complicada la historia de la chica y el ciego, si sigue por pena, mal, si lo deja mal porque la van a considerar lo peor...ufffff.
    Un besin y muy feliz semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno la verdad es que en el caso de esa chica la historia era muy complicada... yo lo vi claro y con lo poquito que la conocí me pareció una tía con dos pares de narices que no se merecía a una persona victimista y derrotista a su lado.

      Un beso

      Eliminar
  2. Yo soy de esas que tiene incontinencia verbal.... la mayoría de las veces digo lo que pienso, sin filtros. Luego pasa lo que pasa jajajajaja

    Un besazo reina!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajjaajajaj yo me intento controlar... unas veces con más exito que otras, para qué mentirte.

      Eliminar
  3. Yo reconozco que nunca he sido muy buena dando consejos ni palabras de ánimo. Me gusta escuchar pero nunca sé muy bien qué decir cuando alguien me cuenta un problema. Un besote!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que muchas veces solo con escuchar basta, el simple hecho de escuchar atentamente la situación que alguien te está contando ya desahoga aunque no sepas muy bien qué decir... Besitos

      Eliminar
  4. Yo trato de aplicarme lo de decir palabras suaves por si un día me las tengo que tragar... pero no siempre me sale. Reconozco que a veces me pierden las formas y cuando me enfado pego dos voces y dico veinte tacos antes de respirar. Muy mal por mi parte. Como compensación, suelo ser buena consolando o dando palabras adecuadas en situaciones difíciles.
    Un beso!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A ver que yo soy muy temperamental y el pronto también me pierde, vayas a creerte eh? Por algún lado tenemos que compensar, un besito

      Eliminar
  5. Yo abrí el blog en un momento de desesperación en el que me sentía juzgada y compadecida a partes iguales por todo mi entorno. Y fue sanador. Ahora vuelvo a ser yo, con mi sentido del humor y ninguna gana de dejarlo, oiga! Vamos, que entiendo al 100% a tu compañera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que te tengo que dar la razón, esto del blog desahoga mucho y además engancha¡¡ Un besito

      Eliminar
  6. El poder de las palabras, el poder de un abrazo, el poder de una amiga en la distancia que te escucha o te lee ;-) El poder del amor al final, porque si la persona que te escucha, te abraza o te dice esas palabras lo hace con cariño, es cuando curan de verdad.
    Mil besos <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ains si es que eres para comerte... la verdad es que hay días que si no fuera por ti... me estás haciendo buena dosis de terapia y encima gratis...

      Un besazo

      Eliminar
    2. No te hace falta terapia, en absoluto.
      Hago de amiga, nada más ;-)

      Eliminar