DE VIEJOS IMPERTINENTES

Vengo observando últimamente los especímenes que me voy encontrando por ahí, en el trabajo, en el autobús, en mi propia familia, y he llegado a la conclusión clara de una cosa: estamos rodeados/invadidos/sitiados de viejos impertinentes. Me pregunto cuál será la media de edad en la que uno deja de ser políticamente correcto y diplomático y comienza a soltar lo que piensa a bocajarro, así sin filtros, sin anestesia ni nada, aunque no te conozca. ¿Y si no te gusta? Pos es lo que hay, porque parece ser que todos llegamos a esa edad, y perdemos la vergüenza.Conste que yo cuando mi padre me cuenta alguna anécdota le digo que ya se está acercando a ser viejo impertinente y que no se vuelva así, le regaño.

Aparte de impertinentes también se vuelven cotillas o como poco curiosos, y te lanzan una serie de preguntas (de nuevo a bocajarro y sin ningún tipo de flitros) que no sabes como encajar o responder.... Y te dan ganas de soltar una fresca pero te debates entre la educación y valores inculcados por tus padres y ponerte a la misma altura, y al final (al menos en mi caso), me veo dando explicaciones de mi vida a un completo desconocido y me quedo con una sensación agridulce: por un lado la de haber sido correcta con un señor mayor al que debo demostrarle respeto, y por otra la de completa indignación porque por qué debo yo darle explicaciones de mi vida a alguien que no sé quién es, ni cómo se llama, ni qué intenciones tiene¡¡¡ ¿No se pueden morder la lengua un poquito? Y ahora, después de despotricar os ilustro con ejemplos:

Matrimonio senil que pone una reclamación porque dice que han subido mucho el precio, le explico que el precio del transporte sigue siendo el mismo y no ha subido, me dice que sí, le explico que NO ha subido, que lo que han comprado es un billete sencillo que siempre cuesta más caro que la tarjeta recargable, me dicen que ellos la tienen pero que se les ha olvidado en casa y por eso han sacado un univiaje, pero que para una parada les parece caro... Muy amablemente le explico a la señora mientras su marido pone la queja indignado, que puede guardar la tarjeta a modo de precaución por si otro día le vuelve a suceder, y así, reutilizarla y que no le vuelva a cobrar el costo del soporte (costo de 0.30€ OJO), y me espeta la señora: Sí, bueno, por precaución también puedo llevar un desfibrilador en el bolso por si me da un infarto, y no lo llevo..... (SIN COMENTARIOS).

Hace tiempo cuando empecé a currar, me senté en el autobús al lado de un señor mayor. Me preguntó las indicaciones para ir a un sitio, y le dije cómo se llamaba la parada. No contento con eso, el hombre se puso a darme conversación, que paso a reproducir aproximadamente:

V.I. (Viejo Impertinente): ¿A dónde vas con el calor que hace?
S. (Servidora): A trabajar
V.I: Ah ¿Vas a trabajar? ¿Y en qué trabajas?
S: En el metro
V.I. Ah, ¿Y cuánto vale el billete para montarse?
S: (Con cara de.. No Por Dios¡¡), pues es que depende de a dónde vaya...
V.I: ¿Y pagan bien?
S: Bueeennooo
V.I: ¿Cuánto?
S: (Ojiplática) ¿Cómo?????????
V.I: ¿Que cuánto cobras?
S: (Me empiezo a incomodar, pero me resisto a perder la corrección) Puesss.. es que depende, va variando cada mes (no me daba la gana de darle una cifra).
V.I. ¿Y tú qué vives con tus padres?
S: Oiga ¿no cree que se está pasando ya con tanta preguntita?
V.I: No, no he hecho la pregunta con ninguna intención de ofenderte ni nada,
S: Me lleva haciendo un interrogatorio de mi vida personal desde que me subí al autobús, ¿ya está bien no? (me altero mucho).
V.I: Lo siento
S: Gruñooooooo

Pero cómo osa un completo desconocido no sólo a preguntarme dónde trabajo, que puede ser medio aceptable, sino a cuánto cobro y con quién vivo, ¿no le da vergüenza? Por eso cuando veo que mi padre comienza a despuntar como viejo indiscreto camino de impertinente, le regaño muy mucho, y le digo que eso no se hace, y que como yo lo vea hacerlo se le va a caer el poco pelo que le queda, hombre¡¡¡¡ Hace un par de semanas se me sienta al lado un señor y me pregunta, ¿eso que llevas puesto es un uniforme? Y yo con cara de... ¿Usted que cree, un bikini no parece no? contesté que sí, y de nuevo: ¿Dónde trabajas? y yo de nuevo: En el metro. ¿Y se van a hacer más líneas? y yo: Pues no lo sé (y me cambié de asiento... pero Señor¡¡¡¡¡¡¡ qué manía). Según mi madre, sólo quieren conversación, y yo digo, que la conversación se la den a otro que quiera charlar o que llame al teléfono de la Esperanza¡¡¡¡

No me gusta dar explicaciones de mi vida a quien no conozco o a quien no quiero dárselas, pero a menudo cuando me las piden, respondo con la voz distorsionada lo que quieren oír en vez de soltar lo que verdaderamente quiero soltar... 

¿Os ha pasado alguna vez algo así? ¿Respondéis a la pregunta o por el contrario soltáis una fresca sin que se os mueva un pelo?