CRÓNICA DE UNA REHABILITACIÓN

Muy buenos días a todos! Hoy vengo con un post que llevaba tiempo con ganas de escribir: llevaba tiempo con ganas de deciros que he terminado la rehabilitación y esto por fin ha sucedido!! Sucedió ayer martes. Empecé el 15 de junio y han sido dos meses justos. Sesenta días, más de setenta horas de ejercicio y treinta sesiones (que se dicen pronto). Ahora mismo se agolpan en mi cabeza multitud de emociones porque la verdad es que no sé ni cómo describir esto... Han sido dos meses muy duros en los que al principio terminaba literalmente agotada y tal cual llegaba a casa había quedado para el arrastre... Ni que decir tiene si algún día empalmaba prácticas del curso o horas extras en el trabajo... directamente ahi mi miembro ya no daba mucho más de sí y toda yo era agotamiento.

He entablado "amistad" con muchísimos pacientes a lo largo de las horas que he pasado allí metida en las que nos hemos aliado contra los fisios:

-Miriam: una mamá de 40 años con apariencia de no más de 35, tres hijos y una lesión de menisco. Ella que hablaba con las piedras y yo que tampoco es que me calle ahí que estuvimos compartiendo hasta aparatejos para hacer ejercicio.

-Marta: una señora que venía a tratarse junto con su marido una fascitis plantar. Y allí las dos cual parturientas, nos quejábamos de la fuerza que tenían los fisios y el daño que nos hacían.

-David: un chico de 20 años que había tenido un accidente gordo y ahí estaba recuperando de nuevo la movilidad de su pierna... la verdad es que si allí ha habido alguien a quien le han hecho más perrerías que a mí, ha sido a él.

Luego llegó agosto y cerraron el chiringuito por las tardes, por lo que YO, que duermo más que una marmota, me he visto obligada a perder una hora y diez minutos de sueño para hacer la rehabilitación antes de entrar a currar. Lo bueno es que esto ha sido solo los últimos quince días y yo ya tenía el cuerpo hecho a tanto ejercicio, por lo que no ha sido para tanto. Pero he dejado de verlos a todos, por lo que deduzco que terminaron (a excepción de David, que seguramente  acude más tarde porque se niega a madrugar, y bien que hace).

En las mañanas he conocido a una señora con la que no intimé demasiado, pero la pobre mujer me miraba y resoplaba cada dos por tres y yo sonreía... y también a Julia, una chica de unos 20 pocos con una lesión de rodilla y unos gustos un poco frikis pero que a pesar de todo, era maja la chica.

Quien me traía  trae por la calle de la amargura es el médico rehabilitador: un señor de quién mi santa madre dice que está muy bueno pero que a mí me parece un tremendista, un dramático y un pesetero, bajo mi punto de vista, las últimas diez sesiones sobraban y si las he hecho ha sido por mi fisio, que sin saberlo (o a veces sí que lo sabía) ha conseguido sacarme una sonrisa y hasta carcajadas cuando por dentro yo no podía tener más ganas de llorar. Y no ha sido el único, el resto del equipo aunque directamente no me han tratado no me han podido mimar más. Le tengo que dar las gracias hasta a las chicas de recepción, a Sonia por ser tan comprensiva conmigo, a Concha por esa gracia natural que tiene y a Vero por su sentido del humor.

Si a estas alturas de la película os estáis preguntando qué paso con mi fisio... os diré que se casa en un mes. Así que habrá que seguir buscando... Me dio pena despedirme en el fondo, sé que voy a echar de menos las discusiones trascendentales con Manu, acerca de si  era posible que tocara dónde tocara me hiciera daño con los dedos... Hasta en el cuello¡¡¡ De verdad una cosa tan aparentemente inofensiva como unos dedos podían clavarse tanto y hacer tanto daño? Al final no me ha quedado claro si es que sus dedos eran hidraúlicos, o es que su dedo estaba roto y por eso daba igual donde tocara... 

Y por supuesto no puedo olvidarme de Patri, con quien hemos formado un gran equipo para defendernos entre tanto hombre, y quien una tarde me dijo el piropo más bonito que me han dicho en estos últimos días: "Ojalá todos los pacientes fueran como tú".

Ahora me queda la prueba de fuego final: cita el día 30 de nuevo con el médico rehabilitador, quien espero que me dé el alta, porque me dijeron ayer que como yo vuelva a entrar por la puerta el día 1 de septiembre, les da un parraque¡¡ (Y a mí también). 

Y por fin podré decir, que mi particular camino al calvario, aquel camino que comenzó el 19 de marzo saliendo de una habitación luminosa camino al quirófano se habrá terminado.......