Como os decía en la entrada anterior, mi padre y yo siempre
hemos chocado mucho, y lo seguimos haciendo. Yo he sido siempre mucho más de mi
madre absolutamente para todo, pero de un tiempo a esta parte es como que lo
estoy observando y redescubriendo.
A nivel culinario y alimenticio mi padre me conoce muchísimo
mejor que mi madre de aquí a Pekín, sabe cómo me gusta la carne y mi parte
preferida del pescado, me da algo a probar y ya de antemano sabe si me va a
gustar o no. Una vez le dijo a unos parientes que yo era más de comer más veces
pero menos cantidad, y yo en mi vida me había parado a pensar si yo era así o
no. A nivel gustos y hobbies soy de mi padre: me encanta el pan como a él, soy
chuchera como él, y absolutamente sana, bebo agua no fumo y consumo poco
alcohol.
A mi padre le encantan los deportes, a mí me la suele
repanpinflar a excepción del tenis. Recuerdo que cuando era pequeña me solía ir con él a la cama, y veíamos partidos de fútbol o de tenis, me encantaba preguntarle absolutamente por todo, todo lo que sé de tenis me lo transmitió él, a día de hoy, a veces aún vemos algún partido en la cama. Disfrutamos con la copa David, el
Roland Garros o el Master series de Madrid. Y cuando llega febrero…. Nos dedicamos
juntos a ver las chirigotas de carnaval y nos partimos de risa… Y mi madre? Mi
madre con cara de alga nos mira y nos deja hacer. Es muy de chistes malos o de
gracias completamente absurdas que a mi me matan de la risa, soy de esas
personas que se desternilla a mandíbula batiente cuanto más absurda es una
situación.
Nunca he sido de contarle mis preocupaciones, amores o
desamores, cuando alguna vez le he contado algo, así de pasada o le he pedido
opinión, me ha sorprendido con la sensatez y el aplomo que le caracteriza.
Suele decir que no a casi todo de primeras, pero recula casi a la misma
velocidad que niega, siempre nos ha apoyado en todo incluso cuando NO ha estado
de acuerdo. La cocina es SU territorio por excelencia, el 90% de las veces que
le busques le vas a encontrar ahí, en casa, es popularmente conocido como
“Arguipaco” (podéis deducir como se llama). A mí me gusta la cocina y entraría
más si no fuera por él. Cuando se van de viaje me suele dejar comida preparada
como si me fuera a morir de hambre, de vez en cuando me va dejando entrar.
Como abuelo es muy peculiar: no suele tener mucha paciencia
ni es especialmente juguetón. Ha dado algún que otro biberón, y algún que otro
potito, ahora que mis sobrinas son algo más mayores, ya han comprendido que su
“alolo” (así llaman a mi padre) es quien cocina, y directamente le preguntan a
él qué hay de comer, o cuándo les va a preparar el rodaballo al horno que tanto
les gusta. Mi sobrino devora los potitos caseros que le prepara su alolo. Sin
embargo, es capaz de ponerse con mi sobrina mayor a hacer las actividades de matemáticas y
explicárselas, le repasa las cuentas del cuadernillo y le pregunta la lección
si hace falta. Es capaz de soportar los
interminables interrogatorios infantiles típicos (y por qué, y esto qué es y
para qué sirve) si vienen de sus nietos.
Me encantan los valores y la educación que nos han
transmitido, mis hermanos y yo hemos sido muy protestones en cuanto a las
normas y los castigos en casa, ahora que somos adultos lo agradecemos
eternamente, y me encantaría transmitírselos tal cual a mis hijos. De momento
sólo espero que puedan conocer a su “alolo” y disfrutarle.
Yo cada vez que veo a un abuelo con carricoche me río porque no me hubiera imaginado a mi padre. Luego pienso que no va a tener ni la oportunidad y lo que hago es llorar.
ResponderEliminarBesos
27+3
Te comprendo Eva, pero estoy segura que él preferiría que te quedases en el momento risa, no querría verte llorar.
ResponderEliminarMe ha encantado este post, yo en mi caso lo haría con mi madre porque tuve épocas de chocar un poco más con ella. Un post emotivo y muy bonito. Besinosssss.
ResponderEliminarMuchas gracias Marigen. Un beso.
EliminarPreciosa la entrada!!
ResponderEliminarLos padres como abuelos se transforman, jeje.
Un besito
Y tanto que se transforman Trax, un besote
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