EN LA CALLE:
Hasta los 11 años, vivía en unos bloques que estaban alrededor de unos jardines. No teníamos semáforos y solo pasaban los coches de los vecinos por lo que he jugado libre en la calle durante mi infancia. Por las tardes de pequeña me iba a la plaza donde vivía mi tía que había vecinas de mi edad, de más mayor me iba a la piscina o jugaba con las amiguitas de mis bloques.
-A la pelota: ¿Quién dijo que la pelota era un juego de niños? Botarla sobre la pared y saltar a distintas alturas, lanzárnosla entre dos sin que la tercera que estaba en el centro la cogiese, o hacer como que jugábamos a baloncesto aunque no tuvieramos ni idea ni tampoco canasta...
-A pollito inglés: como nos juntábamos tres o cuatro, y pared era lo que nos sobraba, solíamos jugar bastante a este juego inocente, al menos, nos tenía un rato entretenidas.
-A pañuelito: a este no jugábamos mucho porque eramos pocas, pero a veces solíamos jugar a la versión rápida (con un solo pañuelo en vez de dos).
-Al escondite: otra cosa a la que no jugábamos todos los días. A veces se bajaba uno de los pocos niños de nuestra edad, y como se dedicaba a fastidiar porque quería jugar con nosotras... accedíamos a dejarle jugar si era él quien contaba jajajajaja.
-Pintar con tizas de colores en el suelo: Pintábamos la acera o el asfalto y era muy divertido. Luego pasaban tres coches y se habían borrado. ¿Hay algo más divertido y creativo que jugar al aire libre?
EN CASA:
En las tardes de verano, hasta que mi amiga P. se iba de vacaciones, un día ella se venía a mi casa y al día siguiente me iba yo: primero los deberes que tuviéramos (un cuadernillo rubio de cuentas y poco más), luego la merienda: cola cao fresquito con galletas, y luego a jugar.
-A las barbies: No era yo muy de jugar a las Barbies aunque tenía varias y un montón de ropa (aún conservo un maletín que se transforma en casa, y que a las polluelas les encanta pedirme prestado). En casa de P. sí que me gustaba jugar porque tenía una casa de Barbie que yo la veía inmensa, casi tan alta como nosotras.
-A las mamás: siempre he tratado a mis muñecos como si fueran mis hijos de verdad, desde que tengo uso de razón tengo instinto maternal, así que yo los cuidaba, les ponía nombre, y les cambiaba de ropa para que no pasasen frío o calor en función de la estación. Si P. venía a mi casa o iba yo a la suya, primero hacíamos los deberes, luego merendábamos y ya después nos pintábamos los morros, nos plantábamos los tacones, hijo en jarras y ale, a dramatizar un rato.
-A las profesoras: Era mi juego preferido por antonomasia. Empecé sin pizarra haciendo como que escribía en un amplio trozo de pared del salón con el capuchón de un rotulador. Y luego los Reyes Magos me trajeron una pizarra estupenda de tiza redonda. Ponía a los muñecos y peluches delante y ale, a darle a la tiza y al borrador. No era muy grande pero se plegaba y en el mini cuarto que mi hermana y yo compartíamos cabía detrás de la puerta.
Cuando hice la selectividad y llegó el momento de rellenar la sábana de rigor, mi hermano casi me dejó de hablar indignado al enterarse de que la primera opción era periodismo y no alguna de las opciones de magisterio. "Y para qué llevo oyéndote toda la vida dándole clases a los muñecos"!!!!! Pobretico, que trauma se pilló. ¿Y vosotros a qué jugábais en casa? Y en la calle???